Durante años, las redes sociales fueron vitrinas digitales: lugares donde las marcas mostraban, los usuarios comentaban y el consumo se decidía fuera de la plataforma. Pero eso quedó atrás. En 2026, el social commerce en Latinoamérica (LatAm) se consolida como una de las tendencias e-commerce más potentes, impulsada por plataformas como TikTok, WhatsApp e Instagram, que ya no solo inspiran compras, sino que las concretan en tiempo real.

El consumidor latinoamericano: digital, social y conversacional

El nuevo consumidor latino no solo compra online: compra influenciado. Su decisión de compra nace en la interacción social. Los usuarios ya no buscan productos, buscan recomendaciones, experiencias y confianza. Y el canal donde esa confianza se construye hoy no es el buscador, sino el chat y el video corto.

Según datos de Statista (2025), más del 68% de los consumidores en la región ha comprado algún producto tras verlo en redes sociales, y uno de cada tres ha realizado una transacción directamente desde una plataforma social. En el caso de Brasil, el Social Commerce Report de Accenture (2024) estima que este canal moverá más de 80 mil millones de dólares anuales hacia 2027, posicionando a Latinoamérica como el mercado de crecimiento más acelerado del mundo.

“En Latinoamérica, el social commerce no es una moda. Es la digitalización del boca a boca”, afirma María Fernanda López, analista regional de eMarketer. “Aquí la confianza sigue siendo el principal motor de compra, y las plataformas sociales se han convertido en los nuevos mercados públicos del siglo XXI”.

TikTok: entretenimiento que vende

Si el e-commerce tradicional busca captar la atención, TikTok la convierte en acción. Su algoritmo prioriza la relevancia emocional sobre la intención de compra, y eso lo ha transformado en un ecosistema donde las ventas ocurren casi sin notarlo. Los formatos de live shopping, los hashtags de tendencia (#TikTokMadeMeBuyIt) y las integraciones de catálogo dentro de los videos están redefiniendo el recorrido del consumidor.

En Latinoamérica, esta fusión de entretenimiento y compra está teniendo una adopción vertiginosa, especialmente entre los consumidores de la Generación Z, que valoran la autenticidad, las reseñas espontáneas y el storytelling por encima del precio.

Según TikTok for Business (2025), el 70% de los usuarios afirma haber descubierto un nuevo producto en la plataforma, y el 50% dice haberlo comprado después. Detrás de cada video viral hay una nueva vitrina, y detrás de cada creador, una microtienda global.

WhatsApp: el comercio conversacional

Mientras tanto, WhatsApp se ha convertido en la columna vertebral del social commerce en LatAm. En una región donde la confianza y la cercanía siguen siendo determinantes, esta aplicación es el puente perfecto entre la marca y el cliente. A través de catálogos integrados, pagos directos y bots inteligentes, millones de pequeños comercios están digitalizando su atención sin perder el tono humano.

“El comercio conversacional es la versión moderna del tendero del barrio: alguien que te escucha, te aconseja y te vende con empatía”, explica Rodrigo Almeida, Head of WhatsApp Business LATAM. “En nuestra región, la tecnología funciona mejor cuando se siente cercana”.

WhatsApp Business ya no es solo un canal de soporte: es una tienda, un CRM y un punto de conversión. En países como Colombia y Argentina, las marcas están usando estrategias de comercio conversacional para nutrir relaciones, automatizar respuestas y cerrar ventas sin fricción.

Nuevos espacios: comunidades y streaming social

Más allá de las redes tradicionales, nuevos canales emergen como puntos de conexión e influencia, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Plataformas como Discord, Twitch y Kick están evolucionando de espacios de entretenimiento y gaming a ecosistemas de conversación y descubrimiento comercial.

En Discord, los jóvenes no solo hablan: crean microcomunidades donde las marcas pueden participar como parte de la conversación, no como interrupción. Según un informe de GWI (2025), más del 40% de los usuarios Gen Z en Latinoamérica ha participado en al menos un canal de streaming o servidor donde se discuten productos o marcas.

“El futuro del comercio digital no será una transacción, será una interacción”, afirma Lucía Barrenechea, estratega de tendencias digitales en Hootsuite. “Los jóvenes no quieren publicidad: quieren presencia, conversación y pertenencia. Si no eres parte de su comunidad, no existes”.

Twitch y otras plataformas de streaming están explorando formatos de compra en vivo y colaboraciones con creadores, donde las experiencias se convierten en oportunidades de venta directa. En estos espacios, la atención no se compra: se gana.

Un ecosistema socialmente integrado

El social commerce en LatAm no solo cambia el lugar donde se compra, sino cómo se confía, cómo se conversa y cómo se recomienda. TikTok impulsa la inspiración, Instagram refuerza la aspiración, WhatsApp concreta la conversación, y Discord teje comunidad. Las fronteras entre contenido y comercio se disuelven, y el nuevo e-commerce se vuelve profundamente relacional y socialmente validado.

En palabras de Sebastián Mejía, CEO de una startup de retail digital en México: “Ya no competimos solo por tráfico. Competimos por pertenecer al feed emocional de las personas”.

Mirando hacia 2026: datos, comunidad y confianza

Las tendencias e-commerce 2026 apuntan a un ecosistema donde la venta nace de la interacción, y donde el algoritmo no solo sugiere productos, sino comunidades. El desafío para las marcas latinoamericanas está en traducir la conversación digital en relaciones sostenibles. El consumidor ya no quiere que le vendan: quiere sentirse parte de algo que valga la pena compartir.

En un entorno saturado de mensajes automatizados, la humanidad se convierte en el diferenciador más poderoso. Escuchar, comprender y acompañar serán verbos más rentables que vender.

Más allá de 2026: la era de los curadores inteligentes

Aunque el social commerce domina el presente, el próximo gran salto ya asoma en el horizonte. En los próximos años, los modelos de lenguaje (LLMs) actuarán como curadores de la experiencia de compra, mediando entre el usuario y las tiendas online. En lugar de ingresar directamente a un e-commerce, los consumidores podrán dialogar con un asistente inteligente que filtrará, recomendará y gestionará todo el proceso de compra en función de sus preferencias, historial y contexto emocional.

“La próxima década no será de tiendas digitales, sino de acompañantes digitales”, predice Brian Roemmele, experto en IA conversacional. “Los LLMs no venderán productos; construirán confianza algorítmica”.

Esto representa un cambio radical: el usuario dejará de navegar catálogos para pasar a conversar con un sistema que ya lo conoce. Las marcas tendrán que competir no solo por atención humana, sino también por relevancia algorítmica. En este nuevo escenario, la confianza y la personalización alcanzarán un nivel inédito, donde la experiencia será más predictiva que exploratoria y los límites entre marketing, IA y comercio desaparecerán casi por completo.

En definitiva, el comercio del futuro no se tratará de hacer clic, sino de conectar con propósito. Porque en un mundo gobernado por algoritmos, lo más humano seguirá siendo lo que más valor tiene.

¿Cómo has vivido la experiencia de comprar utilizando los canales sociales antes que una plataforma de ecommerce tradicional? Queremos seguir la conversación en nuestras redes. ¡Nos vemos allá!

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