Teníamos expectativas, sí, pero eran cautelosas. Estándares altos, por supuesto, pero ¿quién podría predecir lo que sucede cuando el futuro colisiona con el presente? Ciertamente, no estábamos preparados para el terremoto intelectual que estaba a punto de sacudir ESIC Medellín.
El pasado 29 de agosto, ESIC Medellín se convirtió en el escenario de un encuentro único entre la juventud emprendedora y uno de los líderes más influyentes del sector financiero colombiano. Juan Carlos Mora Uribe, presidente de Bancolombia, no llegó para dar una conferencia tradicional, sino para sumergirse en un diálogo genuino y transformador con nuestros estudiantes.
No fue una audiencia pasiva; nuestros jóvenes llegaron con la mentalidad emprendedora que los caracteriza, con preguntas incisivas que desafiaban el statu quo y con un propósito claro de construir una sociedad más digital y humana. La atmósfera vibraba con energía y expectativa mientras Juan Carlos Mora se preparaba para enfrentar el ingenio y la curiosidad de estos futuros líderes.
Las preguntas volaron como dardos precisos: ¿Cómo enfrenta Bancolombia la competencia en un mundo cada vez más digitalizado? ¿Cuáles son los mayores retos estratégicos del banco en la era de las fintech? Pero fue una pregunta aparentemente simple la que desenmascaró la verdadera esencia del liderazgo: “Juan, ¿a qué le tienes miedo?” En ese momento, el presidente de Bancolombia dejó caer su armadura corporativa y reveló al ser humano detrás del título.
“Le tengo miedo al ego”, confesó Mora, su voz resonando en el auditorio repentinamente silencioso. “Temo no estar a la altura de lo que significa mi rol, no ser consciente de que me miran y que mis palabras tienen impacto en muchas personas. Cada día busco ser coherente y rodearme de gente que me ayude a ser un mejor líder”. Sus palabras cayeron como una revelación, encapsulando perfectamente lo que en ESIC Medellín entendemos por liderazgo desde el SER.
Este momento no fue una coincidencia. Representa una visión compartida entre ESIC Medellín y Bancolombia. Como uno de los socios fundadores de nuestra institución, Bancolombia abre sus puertas para que nuestros estudiantes se sumerjan en los verdaderos desafíos de gerenciar una empresa en el turbulento siglo XXI.
La conversación con Juan Carlos Mora es solo un ejemplo de cómo en ESIC Medellín estamos redefiniendo la educación. No nos conformamos con teorías abstractas, de la mano de nuestra metodología propia “transformative learning” creemos en el poder de las conexiones reales, en la magia que ocurre cuando los estudiantes pueden mirar a los ojos a quienes están liderando la transformación del país y preguntarles, sin filtros, sobre sus miedos, sus estrategias y sus visiones de futuro.
Mientras la charla llegaba a su fin, quedó claro que este no era un evento unidireccional. Juan Carlos Mora, con humildad palpable, reconoció cuánto había aprendido de estos jóvenes inquietos.
En ESIC Medellín, no solo estamos formando profesionales; estamos cultivando una nueva generación de líderes con propósito. Líderes que entienden que la digitalización y la humanización no son conceptos opuestos, sino complementarios. Líderes que no temen hacer las preguntas difíciles ni enfrentar sus propios miedos. Líderes que, como Juan Carlos Mora, reconocen que el verdadero poder no reside en un título, sino en la capacidad de impactar positivamente en la vida de los demás.
Mientras los estudiantes salían del auditorio, sus mentes zumbando con nuevas ideas y perspectivas, quedó claro que el futuro es prometedor. En solo tres años, ESIC Medellín ha creado un ecosistema donde la teoría y la práctica se funden, donde los líderes del mañana pueden aprender de los líderes de hoy, y donde cada conversación tiene el potencial de cambiar trayectorias de vida.
Gracias a aliados como Bancolombia y a líderes visionarios como Juan Carlos Mora, estamos construyendo mucho más que una universidad. Estamos forjando un nuevo paradigma de liderazgo empresarial, uno que es auténtico, humano y profundamente consciente de su impacto en el mundo. Y si esta conversación es un indicio de lo que está por venir, entonces el futuro no es solo prometedor; es absolutamente brillante.